Fortune Acoustics: una experiencia en alta definición

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Vive la experiencia nueva de una sesión HiFi

Iván y Mauricio me invitaron a vivir una experiencia de sonido inolvidable en Fortune Acoustics. Asisto con una pequeña lista de los músicos que me agradan a fin de convocar sus voces y sus melodías con la mayor fidelidad. En este ritual todo cuenta, cada detalle: las dos grandes bocinas Focal y el amplificador Naim, la tornamesa, el sillón mullido donde me recuesto para relajarme. Se trata de una habitación perfectamente sonorizada. Y cierro los ojos.

Es inevitable mover los pies y las manos rítmicamente para seguir de cerca los acordes psicodélicos de The Doors en “Riders on the Storm”. Para el iniciado, este es el instante adecuado de encender un habano y descorchar un buen tinto chileno. La voz de Jim Morrison envuelve la estancia como si estuviera situada al frente de la habitación y cada sonido, cada acorde y cada nota suenan diferenciados, como si tocaran justo frente a mí, a mi alrededor. De las notas que el streamer descarga de internet y transmite a las bocinas, pasamos a la fidelidad del CD Player o al nostálgico vinilo, donde el roce de la aguja de diamante, con un leve e hipnótico rechinar en cada revolución, resuena “Piel canela” interpretada por Eydie Gormé y Los Panchos. Es un ritual casi religioso: en este sitio olvido por completo el mundo exterior para sumergirme en este paraíso que comienza y termina por los oídos, en un espacio acondicionado para mi placer.

Un gran anfitrión, Mauricio me explica la importancia de cuidar la limpieza de la energía y el cableado para apreciar la música en toda su mística y nitidez, pensando en que la totalidad del sistema estereofónico dé lo mejor de sí. Me cuenta la diferencia entre un melómano y un audiófilo, enfatizando que este último es un incansable buscador de la más alta fidelidad en la música, cualquier género de música, a través de la tecnología de mayor calidad, ya sea antigua o de vanguardia. Una tecnología que muchas veces encuentra particularmente en países como Alemania, Japón y Estados Unidos, los pioneros del hi-fi.

Mauricio me hace experimentar distintos equipos de sonido en lugares diferenciados dentro del showroom. El segundo espacio se encuentra en una sala de estar abierta, donde la música podría dispersarse de no ser por una buena aplicación de la ingeniería acústica y una excelente selección tecnológica. No sólo permanece, sino que me hallo otra vez envuelto en una experiencia de primer grado con la letra y los instrumentos musicales de “You’re Still the One” gracias a la mágica voz de Shania Twain.

Cuando pensaba que esta vivencia de nitidez y equilibrio musical no podría ser superada, Iván y Mauricio me guían hacia la tercera área de sonido en el primer piso, donde otra vez me recuesto en un sillón a mis anchas y bebo mi tinto para degustar la tecnología de Sonus Faber junto a los hipnotizantes vúmetros azules que caracterizan a McIntosh. Habiendo experimentado el sonido en sistemas de audio de alta gama, en espacios acondicionados para su disfrute, me encontraba en verdad entre expectativo y escéptico de que hubiera algo mejor. Me volví un creyente al momento en que Mauricio colocó en el tornamesa un vinilo que comenzó a girar e interpretar “Imagine”. No podría haber una escena musical de mayor realismo: John Lennon estaba cantando y tocando el piano para mí.

Entonces comprendí la obsesión del audiófilo por estar en medio de la experiencia musical. No hay nada más mágico que estar allí, en medio de todo, envuelto por las voces y los instrumentos. Entre el aire aspirado por el cantante en el estudio de grabación o las marcas de sonido en el vinilo.

Pasé a la cuarta área de sonido ya habituado a tener todos los sentidos a flor de piel: en el cine en casa, desde la comodidad de un sillón escuché por primera vez la escena en que la Mujer Maravilla salva a unos rehenes de una bomba. Todos recuerdan esa escena, y con todo, no creo que la hayan visto de verdad hasta que no hayan involucrado hasta los más mínimos detalles de sonido en esta experiencia plena para los sentidos, hasta que no vivenciaron como una misma cosa sonido e imagen en su intensa y fantástica realidad.

La potencia aunada a una alta fidelidad la presencio en la quinta estancia: el bar. Aquí, Iván y Mauricio me ofrecen una cerveza mientras empieza a sonar nada menos que “Tears in Heaven” de Eric Clapton en una refinada versión acústica. Los breves rechinidos de la uña en las cuerdas de la guitarra añaden ese realismo tan pretendido por los audiófilos. El cielo en la tierra.

Al dar fin al recorrido, con la guía de Iván y Mauricio, no puedo menos que sentirme pleno de música, y es que realmente estuve al centro de cada experiencia de sonido en cada una de las ubicaciones gracias a la tecnología de punta de Fortune Acoustics.

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